La Jornada de Sana Distancia en México comenzó el 23 de Marzo de 2020, pero un par de semanas antes, aún ante la recomendación del Gobierno Federal de continuar actividades de manera normal, en redes sociales ya se leía a personas que optaban por replicar el modelo europeo y autoaislarse. Inmediatamente, algunos estudios de arquitectura tomaron la decisión de cerrar sus espacios físicos y trasladarlos al modelo de trabajo remoto, a algunos otros, les tomó más semanas. Sin embargo, este momento de distanciamiento social y físico (espacial) se vive diferente en cada hogar. En los meses que se ha desarrollado esta pandemia se han evidenciado no solo la inequidad hacia las necesidades básicas en zonas urbanas y densas, sino también la fragilidad de cómo se ha establecido el orden social. Ya sea a escala macro o micro, todas estas experiencias suceden y se ven influenciadas por el entorno construido, transformando a la arquitectura en juez y parte de la ecuación.
Desde ArchDaily hemos dado seguimiento a todos aquellos proyectos, iniciativas y artículos que relacionan el COVID-19 y la arquitectura. Creemos que esta pandemia puede arrojar acciones positivas y concretas en diversas líneas de trabajo teórico y práctico –en vivienda, espacio público, procesos participativos, entre otros– dentro del espectro arquitectónico. Es por eso que ahora –como parte de una colaboración con las arquitectas mexicanas Mariana Ríos y Leticia Lozano de MACIA ESTUDIO–, lanzamos la serie Reflexiones COVID-19 dirigida a arquitectas mexicanas, la cual surge para entender cómo se ha transformado la práctica arquitectónica en México en las últimas semanas frente a esta situación, y cuáles han sido las reflexiones personales que se traducirán a lo colectivo para crear el nuevo normal de la práctica arquitectónica. En esta ocasión, conocerás las reflexiones de Ingrid Moye, co-fundadora de la oficina Zeller & Moye, un estudio de arquitectura que opera con un enfoque interdisciplinario y global, con bases en la Ciudad de México y Berlín.
Nos gustaría que nos contaras un poco sobre si antes del distanciamiento social se fomentaba la cultura de homeoffice en tu despacho, ¿qué tan complejo fue tomar la decisión de cerrar físicamente? y ¿cuáles son las herramientas y/o plataformas para trabajar?
Ingrid Moye: Ambos socios (Christoph y yo), estamos muy acostumbrados al trabajo remoto ya que tenemos una sede en Berlin. Es por eso que siempre hemos viajado frecuentemente y realizado proyectos en sitios remotos. Para lograr llevar estos proyectos hemos utilizado diversas herramientas de comunicación que nos han permitido acortar distancias de interacción con clientes, consultores, especialistas, provedores y colaboradores. Gracias a que esto ha sido una forma "normal" de trabajar, la situación de la contingencia no ha traído cambios significativos.
En Zeller & Moye, hemos estado muy atentos a la pandemia global desde que inició en China, gracias a esto hemos ido implementando medidas paso a paso y muy a tiempo. Tomamos la decisión de migrar al equipo por completo a homeoffice, desde una semana antes del anuncio oficial en México y creemos que fue un buen momento. Hasta ahora la forma de trabajo a distancia nos ha funcionado bastante bien. Usamos mucho ZOOM para juntas y estamos diario muy cercanos a todo nuestros colaboradores. Hemos notado incluso una mejora en la eficiencia de nuestro trabajo al evitar recorridos que a veces son innecesarios; además estamos muy conscientes del beneficio al medio ambiente. Estamos incluso considerando el adoptar algunas de estas medidas para la etapa post COVID-19.
¿Qué tanto se conocían los hábitos de movilidad así como las dinámicas familiares del equipo? ¿Se tomaron medidas especiales para las personas con hijos?
IM: A pesar de que la mayor parte del equipo siempre ha estado físicamente con nosotros –y en horarios completos– hemos mantenido flexibilidad para colaboradores tanto con hijos, como quienes tienen familias fuera de la ciudad o que buscan una forma de vida diferente. Organizando bien el trabajo y teniendo una buena comunicación, esto nos ha llegado a funcionar. Algunos de nuestros colaboradores pasaban hasta más de dos horas en transporte público, lo cual es algo común en esta ciudad. Sin embargo, vemos al trabajo remoto en tiempos del COVID-19 como una forma de trabajo que podríamos seguir implementando, para mejorar la calidad de vida.
¿Cómo se asume el trauma colectivo y qué medidas se están tomando dentro del ambiente de trabajo? ¿Cómo consideran que los parámetros de la NOM35 se pueden trasladar al trabajo desde casa?
IM: Por suerte nuestro ritmo de trabajo no ha bajado y esto ayuda psicológicamente a todos ya que estamos muy activos. Quizás el aislamiento social pueda significar una crisis, pero yo lo veo al contrario, como una bien merecida etapa de reflexión e introspección que nos lleven a un cambio positivo como seres humanos, como arquitectos y sobre todo en nuestra relación con el medio ambiente.
¿Cuál es el estado de los proyectos que tienen a cargo y cómo planean darle continuidad? ¿Qué actividades laborales no han podido realizar? Y, en caso de proyectos cancelados, ¿qué estrategias están tomando para continuar generando ingresos?
IM: Al igual que a muchos de nuestros colegas, algunos de los proyectos que estábamos por iniciar se han pausado, por su puesto esperamos retomarlos en cuanto la situación mejore. Por el momento seguimos desarrollando los proyectos que ya teníamos a cargo de forma bastante fluida, también estamos muy en contacto –por medio de distintos canales– con nuestros clientes y equipos. Hemos podido dedicarle más tiempo a aspectos de diseño, a cuestionarlos; y esto nos está dando buenos resultados.
Tenemos varios proyectos en obra, los cuales han parado por indicación gubernamental. Con estos proyectos decidimos aprovechar el tiempo de pausa para adelantarnos a resolver temas técnicos y constructivos, que de otra forma se irían resolviendo a la par de la construcción. Nos está permitiendo darle más atención a ciertos temas que mejorarán los proyectos y que harán más eficiente su construcción en cuanto se reanuden. Nos sentimos tranquilos y sólidos. La práctica de arquitectura es muy vulnerable a la economía y es esencial estar siempre preparados para librar momentos económicos difíciles.
De las modificaciones laborales, ¿qué estrategias creen que se implementarán de forma permanente? y ¿qué reflexiones personales consideras que se traducirán a la práctica diaria del despacho?
IM: Me parece que el mantenernos flexibles en cuanto a formas de trabajo es importante ahora y siempre, para poder adaptarnos a cambios de todo tipo que vengan en el futuro. El impacto positivo que esta pandemia trae al medio ambiente me parece uno de los aprendizajes más importantes. Estamos ya muy conscientes de cómo podemos disminuir trayectos o viajes innecesarios a través de la tecnología, para disminuir nuestra huella; y al mismo tiempo hacer más eficiente nuestro trabajo.
Con base en tu reflexión doméstica personal, ¿cuál sería la responsabilidad del arquitecto o arquitecta para abordar temas permanentes en la vivienda social mexicana tales como el hacinamiento, la habitabilidad y la calidad de la vivienda?
IM: La pandemia nos ha mandado a todos a casa, y esto ojalá ayude a que la sociedad la revalorice como el corazón de nuestra sociedad. Creo importante considerar los conceptos de flexibilidad, adaptabilidad y expansión en el diseño de la vivienda social; para que sea adaptable a los cambios y demandas familiares, que en especial en México son tan comunes. Pero más allá de la adaptabilidad de la vivienda, creo en la habitabilidad de esta; debe de ser hecha para acoger y fomentar el crecimiento espiritual del habitante. La vivienda social en México se hace normalmente pensando en números y estrategias políticas, ignorando su más valioso sentido: el refugio del ser humano.
¿Qué cambios has tenido en torno a tus relaciones interpersonales (familia, amigos, colegas) que se reflejarán en lo social y en lo colectivo?
IM: Veo a esta etapa como una oportunidad de dedicarle tiempo de valor a mis relaciones más cercanas, sin importar dónde estén. Creo que no estar físicamente nos ayuda a escuchar y a estar más cercanos de otra forma. Para mí ha sido una etapa de un menor uso de redes sociales, he optado por llamar por teléfono o video, lo cual ha fortalecido muchos de mis lazos. También es una etapa importante para la soledad, que es importantísima.
¿Cuál sería tu aportación para un cambio de paradigma en relación al diseño de espacios públicos (calles, banquetas, plazas, parques, etc.) enfocado en las personas?
IM: Como lo conceptualiza Walter Benjamin: ‘las calles son la vivienda de lo colectivo’. Tal como adecuamos nuestra vivienda a nuestras necesidades domésticas, el espacio público debe de adecuarse también como una extensión de la misma vivienda. En específico en la Ciudad de México es muy importante acortar los largos trayectos que recorren la mayoría de los mexicanos para llegar a sus trabajos, que a veces es hasta de tres horas. Estos trayectos suelen ser agotadores y por supuesto focos de contagio de enfermedades. Creo imprescindible el que existan más y mejores pulmones verdes dentro y a lo largo de la ciudad, que no solo ayuden al medio ambiente, sino que también ofrezcan –sin comercio ni entretenimiento–, un desahogo físico y mental de la abrumadora ciudad.
¿De qué forma están trabajando con el tema de la materialidad de sus proyectos ahora que estamos trabajando de forma remota? ¿cómo ha sido la relación con los proveedores, utilizan catálogos online?
IM: Trabajamos con proveedores por correos y video-llamadas. Hacemos referencia a materiales por medio de fotografías o imágenes, incluso de muestras físicas que compartimos vía correo físico, tomando en cuenta consideraciones de higiene. Para cada proyecto hacemos una investigación específica de materiales y cada proyecto tiene su propio catálogo. No buscamos estandarizar soluciones ya que para nosotros la materialidad deriva del concepto específico de cada proyecto.
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